Vivimos en una sociedad en la que, a pesar de no ser estrictamente necesario, se nos obliga a competir, ya sea para adquirir un buen puesto de trabajo o para entrar en una universidad prestigiosa. Sin embargo, la competitividad deja de ser una virtud cuando se utiliza para pisar a otras personas y es que, las personas competitivas no suelen tener en cuenta al resto de gente cuando se trata de lograr una meta aunque, claro está, esto no es una regla.
Además, considero que la competitividad muchas veces nos lleva a estresarnos y a no ser del todo felices, pues no estamos satisfechos hasta ser los ganadores o haber llegado a nuestra meta.
En definitiva, aunque pienso que la competitividad es necesaria en algunas ocasiones, pues nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos, no es una virtud, especialmente cuando nos impide ser felices o dañemos a las personas de nuestro alrededor.
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